Un caso de desprecio a la madre

Viene a consulta un joven de 17 años a quien llamaremos Joaquín,  su fin es sanar el desprecio que siente hacia su madre.

Él descubrió que su madre era infiel, este hecho detona en la separación y un futuro divorcio de sus padres. Desde ese momento tenía un enojo exacerbado contra ella.  La trata de «perra» mentirosa.  Dice que podría perdonarla pero no de corazón.

Antes de este evento él consideraba a su madre como un ejemplo, la tenía en un pedestal. Además, a Joaquín le acompaña una sensación de no saber qué está haciendo en este mundo, es como si estuviera desorientado. Tiene mucho enojo en su interior.

Procedemos a analizar el árbol genealógico que incluye las historias de sus ancestros. Este paso ayuda a determinar si el conflicto actual de Joaquín tiene conexión con algún antepasado.  Encontramos que está ligado a su abuelo paterno quien tiene una historia bastante relevante.

Detectado el vínculo, iniciamos con las dinámicas guiadas para obtener mas información. Joaquín empieza a expresar el sufrimiento su abuelo al quedar huérfano de madre cuando tenía 7 años, se trataba de un duelo bloqueado.

Es común que los niños huérfanos guarden rencor hacia el padre fallecido, sienten que los dejó en el abandono. El abuelo cuando niño estaba sentado, solo, triste, no lloró la muerte de su madre porque eso era señal de debilidad en los hombres del campo y él debía comportarse como un hombre. Sentía la soledad, el abandono y la tristeza; en ese momento determinante definió que debía ser fuerte para dar soporte a su padre viudo y ayudar a sus hermanos.

El árbol de la familia se ve traumatizado por las muertes injustificadas, es decir, muerte de niños nacidos o abortos, madres y padres que dejan niños pequeños, asesinatos y suicidios entre otros.  El inconsciente acepta (normalmente) la muerte de las personas en edad avanzada considerándolo el ciclo natural de la vida, pero cuando no ocurre de manera natural para el inconsciente, se bloquea el duelo, lo cual se graba en la biología como una lección no aprendida, se convierte entonces en parte de la herencia genética invisible en forma de emociones negativas que no son manejables, deseables ni aceptadas.

A partir de los 7 años, el abuelo de Joaquín dedicó toda su vida a la familia, nunca descubrió en realidad quien era él ni lo que quería. Joaquín reconoce que las emociones hacia su madre y hacia si mismo eran exactamente las mismas que sentía su abuelo, eran de reclamo, enojo y tristeza ante una existencia carente de amor y significado.   El abuelo no logró resolver ese tema, entonces lo hereda a su nieto.

Gestionamos el duelo y la liberación de los programas del ancestro. Terminada esa sesión, el chico cambió en 180 grados la perspectiva que tenía hacia su madre.  Ahora siente que el tema de la infidelidad de su madre perdió totalmente relevancia para él.  Sentía que esto era un asunto de ella, eran sus decisiones y su historia.  Por otro lado, experimentó la confianza en si mismo y la libertad.

Días después, desde la playa envió un reporte diciendo que se encuentra muy bien, sin estrés y disfrutando.  Empezó a vivir como un jovencito de 17 años.

Con este caso no pretendo insinuar que todas las relaciones difíciles de madre-hijo han sido causadas exclusivamente porque hay un duelo bloqueado en la familia, también hay otros motivos.  Recordemos que cada persona lleva en sí misma un código genético único e irrepetible así como las vivencias de su clan.

La Decodificación Biológica es una herramienta eficaz para resolver desde la raíz los conflictos físicos y emocionales.  Felicidades a nuestro amigo que se liberó de esos programas a una edad temprana, le espera un camino lleno de libertad, sabiduría y paz interior. ¡Enbuenahora!.

«Tal vez el amor sea el proceso mediante el cual yo te conduzca delicadamente de regreso a ti mismo» Antoine de Saint Exupery.

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